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25-abr.-2025, viernes de la Octava de Pascua

«Punto importante para nosotros: vivir una relación intensa con Jesús, una intimidad de diálogo y de vida, de tal manera que lo reconozcamos como “el Señor”. ¡Adorarlo!»

En este último día de semana laboral nuestro corazón agradecido se eleva hasta Ti. Gracias por el camino que hemos podido realizar, lo que hemos podido sembrar y lo que cosechamos. Nos colocamos en tus manos y seguimos confiando en Ti. 

Señor, tú has Resucitado y nos has transmitido un mensaje de esperanza. Libra nuestra fe de las rutinas y llénanos con tu Espíritu de fortaleza, para que aprendamos a vivir con firmeza en nuestras actividades cotidianas. Ayúdanos para que nuestra vida sea testimonio de tu Resurrección y entrega generosa. Pon tus esperanzadoras palabras en nuestra boca y llena nuestras manos con buenos dones. Permítenos hoy echar a la derecha las redes de nuestra esperanza y que nuestra pesca sea abundante, ya que lo hacemos en tu Nombre. Que lleguemos a ser signo de tu palabra, tu don de amor y signo de esperanza para nuestros hermanos.

Gracias te damos, Señor, te alabamos, te bendecimos y te glorificamos. Amén.

Feliz viernes en el Nombre del Señor. 

Oremos por nuestro Papa Francisco (ⴕ)

Meditación del Papa Francisco

Recordémoslo bien todos: no se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida. Quien nos escucha y nos ve debe poder leer en nuestros actos eso mismo que oye en nuestros labios y dar gloria a Dios. Me viene ahora a la memoria un consejo que san Francisco de Asís daba a sus hermanos: predicad el Evangelio y, si fuese necesario, también con las palabras. Predicar con la vida: el testimonio. La incoherencia de los fieles y los Pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, mina la credibilidad de la Iglesia.

Pero todo esto solamente es posible si reconocemos a Jesucristo, porque es él quien nos ha llamado, nos ha invitado a recorrer su camino, nos ha elegido. Anunciar y dar testimonio es posible únicamente si estamos junto a él, justamente como Pedro, Juan y los otros discípulos estaban en torno a Jesús resucitado, como dice el pasaje del Evangelio de hoy; hay una cercanía cotidiana con él, y ellos saben muy bien quién es, lo conocen. El evangelista subraya que “ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor”. Y esto es un punto importante para nosotros: vivir una relación intensa con Jesús, una intimidad de diálogo y de vida, de tal manera que lo reconozcamos como “el Señor”. ¡Adorarlo!» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de abril de 2013).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.