En este último día de semana laboral nuestro corazón agradecido se eleva hasta Ti. Gracias por el camino que hemos podido realizar, lo que hemos podido sembrar y lo que cosechamos. Nos colocamos en tus manos y seguimos confiando en Ti.
Señor, tú has Resucitado y nos has transmitido un mensaje de esperanza. Libra nuestra fe de las rutinas y llénanos con tu Espíritu de fortaleza, para que aprendamos a vivir con firmeza en nuestras actividades cotidianas. Ayúdanos para que nuestra vida sea testimonio de tu Resurrección y entrega generosa. Pon tus esperanzadoras palabras en nuestra boca y llena nuestras manos con buenos dones. Permítenos hoy echar a la derecha las redes de nuestra esperanza y que nuestra pesca sea abundante, ya que lo hacemos en tu Nombre. Que lleguemos a ser signo de tu palabra, tu don de amor y signo de esperanza para nuestros hermanos.
Gracias te damos, Señor, te alabamos, te bendecimos y te glorificamos. Amén.
Feliz viernes en el Nombre del Señor.
Oremos por nuestro Papa Francisco (ⴕ)
Meditación del Papa Francisco
Recordémoslo bien todos: no se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida. Quien nos escucha y nos ve debe poder leer en nuestros actos eso mismo que oye en nuestros labios y dar gloria a Dios. Me viene ahora a la memoria un consejo que san Francisco de Asís daba a sus hermanos: predicad el Evangelio y, si fuese necesario, también con las palabras. Predicar con la vida: el testimonio. La incoherencia de los fieles y los Pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, mina la credibilidad de la Iglesia.
Pero todo esto solamente es posible si reconocemos a Jesucristo, porque es él quien nos ha llamado, nos ha invitado a recorrer su camino, nos ha elegido. Anunciar y dar testimonio es posible únicamente si estamos junto a él, justamente como Pedro, Juan y los otros discípulos estaban en torno a Jesús resucitado, como dice el pasaje del Evangelio de hoy; hay una cercanía cotidiana con él, y ellos saben muy bien quién es, lo conocen. El evangelista subraya que “ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor”. Y esto es un punto importante para nosotros: vivir una relación intensa con Jesús, una intimidad de diálogo y de vida, de tal manera que lo reconozcamos como “el Señor”. ¡Adorarlo!» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de abril de 2013).