Embriagados en tu amor, porque has nacido en nuestros corazones, te damos gracias por lo vivido y por sentir tu presencia en familia, con los que nos rodean. Gracias por haber experimentado tu amor en cada abrazo y cada palabra de saludo que dimos y recibimos. Nos sentimos renovados en sentimientos de fraternidad, de servicio, entrega y disponibilidad y con corazón generoso y lleno de tu presencia para poderlo compartir. Hoy experimentaremos otra clase de saludo cuando digamos: «felices pascuas» porque estaremos deseando a todos los que saludemos una vida de felicidad, de confianza, de generosidad y de unidad. Que cada palabra y acción tenga tú inspiración y tu ternura. Nuestra Madre que experimenta la alegría y el gozo de ver cumplidas las palabras del ángel, nos ayude y haga de nuestros corazones, templo de tu presencia y hogar de verdadera entrega. Hoy ha nacido el verdadero amor y lo estamos acogiendo en verdadera hospitalidad, consentimientos de amor con puertas abiertas de par en par. Bendícenos abundantemente, Señor. Amén.
Bendecidas pascuas y alegre día compartido en familia.
Palabra del Papa
Como escribió el amado papa Francisco, para llamarnos a la alegría del Evangelio: «A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 270).
Queridos hermanos y hermanas, puesto que el Verbo se hizo carne, ahora la carne habla, grita el deseo divino de encontrarnos. El Verbo ha establecido su tienda frágil entre nosotros. ¿Y cómo no pensar en las tiendas de Gaza, expuestas desde hace semanas a las lluvias, al viento y al frío, y a las de tantos otros desplazados y refugiados en cada continente, o en los refugios improvisados de miles de personas sin hogar en nuestras ciudades? Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, probadas por tantas guerras en curso o terminadas dejando escombros y heridas abiertas. Frágiles son las mentes y las vidas de los jóvenes obligados a tomar las armas que, estando en el frente, advierten la insensatez de lo que se les pide y la mentira que impregna los rimbombantes discursos de quien los manda a morir.
Cuando la fragilidad de los demás nos atraviesa el corazón, cuando el dolor ajeno hace añicos nuestras sólidas certezas, entonces ya comienza la paz. La paz de Dios nace de un sollozo acogido, de un llanto escuchado; nace entre ruinas que claman una nueva solidaridad, nace de sueños y visiones que, como profecías, invierten el curso de la historia. Sí, todo esto existe, porque Jesús es el Logos, el sentido a partir del cual todo ha sido formado. «Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de lo que existe» (Jn 1,3). Este misterio nos interpela desde los pesebres que hemos construido, nos abre los ojos a un mundo donde la Palabra todavía resuena, «en muchas ocasiones y de diversas maneras» (cf. Hb 1,1), y nos sigue llamando a la conversión. (Solemnidad de la Natividad del Señor, 25 de diciembre de 2025 homilía del santo padre León XIV)
Oración
Señor, gracias por ser el rey que llena mi vida de paz, salvación y esperanza. Hazme un mensajero valiente que proclame con amor y humildad tu presencia en este mundo herido. Ayúdame a confiar plenamente en que tu salvación se hará visible en mi vida y en la de aquellos que me rodean. Que mis acciones sean un reflejo de tu santo brazo, revelando tu infinita bondad a todos los que encuentre. Amén.
Reflexión del Evangelio por P. Luis Alberto Tirado Becerril, misionero del Espíritu Santo.
Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. Muchas veces remarcamos la fuerza de la oscuridad de este mundo, pero solo es para evidenciarla y para poder presentar a Jesucristo como la única alternativa al mundo que vive en tinieblas, porque solo Él es la Vida y solo Él es ‘la Luz verdadera que ilumina a todo hombre’, porque es la Palabra eterna que desde el Principio estaba con Dios y que es Dios.
Hoy no solo celebramos que la Luz vino al mundo hace dos mil años, hoy celebramos que desde hace dos mil años Jesucristo está dando luz a todo el que entra en contacto con Él y lo acoge en su vida y corazón, porque de su plenitud hemos recibido todos, gracia sobre gracia.
Hoy te invito a gozar la Navidad, a gozar de Jesús y de su Luz, a recibirla y a transmitirla, a acoger al Señor que seguirá viniendo a tu encuentro de muy diversas maneras y, como san Juan el Bautista, te invito a ser testigo de la Luz, testigo de Jesús, testigo de su amor infinito; para que todos crean por medio de tu predicación. Anúncialo hasta que abraces la verdadera vida en Él. Hermano, hermana, Feliz navidad.

